sábado, 7 de enero de 2012

KAFKA: Asociaciones y fuentes


En la entrada anterior escuchamos la lectura de un fragmento del diario de Kafka sobre el fondo de un aria de Bach. Resulta curioso ver cómo el mismo texto evoca diferentes asociaciones y, de forma casi inevitable, invita a preguntarse acerca de las fuentes de Kafka, o, mejor dicho, por lo que tenía en mente a la hora de escribir.
En la nota que acompaña al texto de los diarios leemos lo siguiente:
“En efecto, la entrada anterior empieza con palabras de inequívoco signo religioso: Erbarme Dich (‘Apiádate de mí’), con las que también empieza una famosísima aria de la Pasión según san Mateo de Bach” (Diarios, ed. cit., p. 755).

Por otra parte, Nahum N. Glatzer en su libro The Loves of Franz Kafka (Schocken Books. Nueva York. 1986, p. 40) escribe:

“’No me eches entre los perdidos’” suena a una auténtica oración; nos recuerda a un pasaje de los Salmos (51:13): “No me arrojes lejos de tu presencia”. Suele recitarse solemnemente durante los Días Terribles (Yamim Noraim), y es posible que Kafka recordase el verso. A la oración de Kafka le sigue esta triste reflexión: ‘Si estoy condenado, no solo estoy condenado hasta el final, sino también condenado a defenderme hasta el final’. Una extraña premonición en boca de un hombre que está a punto de casarse. ¿O quizás el matrimonio, el sufrimiento y la muerte eran todo uno en la mente de Kafka, una unión que excluía el amor?” (Traducción de Pilar Moure y Roberto Vivero).

Aunque siempre habrá que tener presente que Kafka podía recordar todo esto, e incluso más cosas, pero que lo esencial no era lo que tenía en la cabeza, sino su cabeza.

2 comentarios:

  1. Bueno, quiero introducir más que una fuente un antecedente literario en la concurrida bibliografía kafkiana.

    Si como santo el curita Brod nos quiso presentar a su amigo. Si como San Esteban le fue gustando presentarse mucho a Kafka, sobre todo frente a sus damas. No está de más anotar este extracto del Compendio de la Vida de San Juan, obra del padre Fray Gerónimo de San Josef, mencionada en la biografía de San Juan del bueno de Gerald Brenan, en la cual el famoso sadomasoquista de Yepes es sometido por los frailucos a un cruenta forma de tallar en las espaldas los devaneos y excesos de aquel santo prisionero de primigenias colonias penitenciarias, cuales eran los conventos:

    (...) ¡Mirad hermanos, a este miserable y desgraciado frailecico, que apenas sirve para portero de un convento! Pretende reformar a los demás cuando lo que necesita es reformarse a sí mismo. AHORA DESCUBRÍOS LA ESPALDA: AHÍ ESCRIBIREMOS LAS REGLAS DE LA NUEVA NORMA"

    (véase en en el enlace, el final del capítulo XIV)


    Como premio por tan extraordinario descubrimiento, exijo asistir como libre oyente a algún próximo simposium internacional de kafkólogos y kafkólogas a ver si pillo cacho con alguna oronda Brunilda, mientras nos descojonamos en la jeta de tanto petardo viviente.

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  2. Hola, Ramón:

    Su hallazgo merece aparecer en los anales (con perdón de la palabra) hermenéuticos sobre los precedentes de la obra de Kafka. Y como me temo que eso puede tardar un rato, yo le ofrezco la posibilidad de crear en este blog una entrada, que por su puesto usted escribiría con toda la libertad del mundo, sobre el particular. Por otra parte, con respecto a la oronda Brunilda creo no poder hacer nada, así que me limito a desearle mucha suerte.

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