En 1930, en la Olimpiada de
Hamburgo, Duchamp, que jugaba con negras, se las tuvo que ver con Marshall, y
consiguió hacer tablas después de ofrecérselas a las blancas.
Mi ignorancia me impide saber
si en realidad había alguna opción de victoria tanto para las blancas como para
las negras.
Y en 1929, en París, Duchamp, que de nuevo jugaba con negras, se enfrentó a Tartakower. En un final bastante poco brillante por parte de este último, Duchamp arrancó unas meritorias tablas.
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