miércoles, 13 de febrero de 2013

Solo existe la Literatura


Todos recordamos el comienzo de La historia del arte de Gombrich: “No existe, realmente, el arte. Tan solo hay artistas”. Para entenderlo, podríamos engañarnos y, por ejemplo, recurrir a la lógica con el fin de distinguir entre lo concreto y lo conceptual: No existe la blancura, existen cosas blancas / existe el color blanco / etc. Pero esta no es la clave.

Gombrich aclara que la palabra “arte” va cambiando de significado según la época y el lugar, y que lo que cae dentro de esta categoría puede llegar a ser tan heterogéneo que apenas se comprende que caiga dentro de una misma categoría. El arte con mayúscula, por lo tanto, sería algo así como un ídolo o un fantasma. Ahora bien, con idénticos argumento y coherencia se podría afirmar que tampoco existen los artistas, sino gente que hace algo que otros y/o ellos mismos llaman arte, y de ahí lo de artista, algo que no sucede, por poner un ejemplo que sirva de comparación, con pan y panadero. Por lo tanto, si cambiásemos el título de la obra de Gombrich por La historia de lo que han hecho los artistas, también sería una historia de ídolos y fantasmas.

La ingenuidad lógica de Gombrich no deja de ser uno de esos errores más estimulantes que el acierto. Por lo menos a mí me sirve para preguntarme si existe la Literatura, o los libros, o los escritores, o los lectores, o los editores, o los libreros.

En primer lugar, pienso que si existe, la Literatura ha de ser con mayúscula inicial, pues entiendo que con minúscula hacemos referencia a la mala Literatura, lo que es un oxímoron como “amigo traidor” o una expresión absurda del tipo “cuchillo sin mango al que le falta la hoja”, es decir, algo inexistente. Por literatura entiendo lo que aparece en un libro etiquetado como literatura. Veo, entonces, que la Literatura no son los libros, y los libros existen. Los libros requieren de escritores, lectores, editores y libreros (y publicistas y periodistas e impresores). Así pues, la literatura existe y para existir necesita de la existencia de lo recién enumerado. ¿Y la Literatura? Para aparecer en un libro, la Literatura también necesita, como mínimo, de los escritores y de los técnicos de la edición.

Y, en segundo lugar, pienso que la Literatura es el experimento con el lenguaje sobre la experiencia de las posibilidades del lenguaje. Claro que un bebé hace eso mismo, y a lo que hace no le llamamos Literatura. Por lo tanto, para que haya Literatura tiene que haber algo más: una voluntad consciente de estar experimentando sin más pretensión que experimentar las posibilidades del lenguaje.

Así pues, concluyo que el escritor de Literatura vive y muere en el lenguaje de una manera llamada Literatura, que no será, entonces, sino lo posible del lenguaje, de forma que no son necesarios editores, ni libros, ni publicistas, ni periodistas, ni impresores, ni lectores para que haya Literatura, posibilidad que se materializa no cuando alguien escribe, sino cuando el escritor es Literatura, como, por ejemplo, dijo Kafka de sí mismo.

El resto es, por lo tanto, no una cuestión conceptual, pues hablamos de realidades bien tangibles, sino una cuestión de comercio con arte-factos.

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