domingo, 12 de mayo de 2013

Nietzsche, humillado: Ecce homo.


Hay que proteger a los mejores: en cuanto que excepciones, siempre están en peligro de extinción tanto porque son menos como porque están demasiado ocupados creando como para pensar en sí mismos y cuidarse. Y entre los mejores, hay que proteger especialmente, es decir, de manera implacable, a los más susceptibles de ser utilizados por la mayoría, que son los peores, y, así, de sufrir la lenta extinción de la humillación.

No sé de ninguno de los pertenecientes a este grupo más necesitado de protección que Nietzsche. La verdad es que no sé qué ha hecho el bueno de Nietzsche para merecer este destino: un hombre que escribía con claridad y precisión y que gritaba que por favor no se le confundiese con nadie y no dejaba de preguntar “¿Se me entiende?”.

Pues no, se ve que no se le ha entendido. A mí lo de la manipulación de los nazis me parece casi un cuento de risa comparada con bestialidades de este calibre:


Y la palabra bestialidad me parece suave para describir lo de “NÍETZSCHE PARA LOS POBRES”. Si el pensador levantase la cabeza, volvería a volverse loco con tal de no verse en las garras de semejantes alimañas.

Pero ¿es tan difícil leer? ¿Es tan difícil comprender?

Hace más de diez años guardé esta publicidad de la tónica Schweppes:


Es triste ser devorado por la publicidad, pero ahora esto, que en su momento me pareció una barrabasada, se me antoja hasta de mediano buen gusto, al menos por el realismo de la imagen: la moza tiene cara de no entender nada de nada, pero ahí está con el libro de diseño en la mano antes de colocarlo, seguro, sobre la mesa del salón como pieza decorativa.

Por desgracia, hay quien decora su cabeza con Nietzsche y su cabeza es tan plana como el “muro” de su Facebook, muro de las lamentaciones donde humillan al hombre.

(Por cierto, me he enterado de que han hecho un cómic de Así habló Zaratustra... Cuando algo falla, es que falla todo. Y cuando falla todo, ¿qué hacer?).

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