Klee es el trébol de cuatro
hojas del arte: encontrarse con él siempre es una suerte. Y también es una
suerte (y una obligación) que se le mime, como ha hecho la Fundación
Juan March de Madrid en una exposición sobre el trabajo docente del artista
en la Bauhaus, donde se puede disfrutar de 137 obras, así como de herbarios y
libros del pintor.
La muestra se articula en seis
espacios: Naturaleza, Ritmo, Color, Movimiento, Construcción, Legado pedagógico,
Cronología y Gabinete de consulta. Se consigue así, en un espacio reducido, que
no agobiante, construir la fiel maqueta del inmenso edificio creativo y pedagógico
de Klee: antítesis de lo grandilocuente y pretencioso, como el mismo Paul Klee,
la exposición acoge al visitante para que intime con las orgánicas evoluciones
de las líneas y las luces de las obras.
El cuidado puesto en la
exposición se deja ver también en el programa de mano, diseñado por Adela Morán:
acompaña a los claros (y sin erratas) textos informativos, una reproducción de Teoría de la configuración pictórica: 1.2
Orden principal que sin duda acabará en la pared de más de una casa.
Quien tenga la oportunidad y
quiera disfrutar tanto de la obra de Klee como de una exposición que ha puesto
medios y talento en cada detalle, no debería dejar pasar esta ocasión. Y, ya
puestos, bien podría aprovechar para volver a ver las cuatro obras de Klee que
atesora el Museo
Thyssen.
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