NIETZSCHE, Friedrich. Correspondencia. Volumen V. Madrid: Trotta, 2011, 446 pp.
Pienso que los lectores que se interesen por la lectura del quinto volumen de la correspondencia de Nietzsche no necesitan demasiados comentarios sobre su contenido: quien llega a esto, es más que probable que ya sepa todo esto. Por lo tanto, he decidido trastocar el orden habitual de la reseña, dejo para el final las palabras sobre el contenido del volumen y paso directamente al libro como “cosa”.
Pues bien, estoy profundamente desilusionado. Y como no es mi costumbre morderme la lengua (por si me enveneno), tengo que decir que esta edición es casi una chapuza. No olvidemos que estamos hablando de un libro traducido por el respetadísimo Juan Luis Vermal, publicado por la seria editorial Trotta, edición que dirige Santiago Guervós, libro que está en el mercado (a un precio superior a los treinta euros) con la subvención del Ministerio de Cultura.
A los hipersensibles les sugiero que no sigan leyendo.
Porque esta montaña ha parido estos ratones: “en contra mío”, pp. 67, 206; “a través mío”, p. 229; “encima mío”, p. 292; “en contra suyo”, p. 368; “en contra tuyo”, pp. 310, 406; “delante mío”, p. 360; “cerca suyo”, p. 362; “olvidé de pedirle”, p. 370; “he olvidado de escribirte”, p. 412; “Te agradezco de corazón por tu carta”, p. 372.
¿Sigo?
“Pasé”, “último”, “afectó”, “qué”, “llegó”: todas estas palabras, que necesitan la tilde, carecen de ella (pp. 163, 225, 338, 348, 355). Los errores de puntuación son incontables. Faltan paréntesis, comillas, puntos, incluso letras y palabras. Es desesperante. En la página 217, las notas que deberían ir numeradas como 298 y 299, aparecen como 398 y 399.
Pero esto no es todo…
Y quizás lo que sigue ya son manías, pero, maldita sea, si los demás pueden hacerme tragar sus errores y horrores después de haber pagado tal suma de dinero, ¿cómo no voy a poder yo expresar, gratis, mis manías? Así que ahí va.
No me gusta la traducción de Vermal. Creo que hasta ahora es la peor de la colección. Y miedo me da. Porque lo siguiente que tengo que leer son los fragmentos póstumos de Nietzsche (publicados por Tecnos), y el cuarto y último volumen, de 780 páginas, lo traducen Juan Luis Vermal y Joan B. Llinares. Me encomendaré a este y a su contrastada reputación como traductor de Nietzsche. (Y, por otra parte, Llinares es el traductor del sexto tomo de la correspondencia, aún no aparecido en el mercado).
[Postal de Nietzsche a su madre. En ella, como en tantas otras misivas, firma “Tu vieja criatura”]
La traducción de Vermal no me gusta por giros como los siguientes: “¡Qué bonito que fue que estuvieras para mi partida!”, p. 111; “aunque más no sea para darle”, p. 284. Tal vez estoy demasiado acostumbrado a Sánchez Pascual. Porque tampoco me gusta la palabra “tratativa”: no sé, entiendo que uno puede escribir en una traducción de Heidegger, si viene al caso, la palabra “aeromoza”, pero ¿a ustedes no les suena mejor “azafata”? – Más. En la página 198 traduce: “Ni entre los vivientes ni entre los muertos tengo a nadie con quien me sienta afín” (carta a Franz Overbeck, 5 de agosto de 1886). Si Vermal quiere traducir die Lebenden por “los vivientes”, me parece correcto – pero mal, porque suena mal y porque no es coherente, ya que en la página 221 traduce: “aquí hay un problema que, por suerte, según me parece, podemos tener en común con no muchos de entre los vivos y los muertos” (carta a Jacob Burckhardt, 22 de septiembre de 1886).
Yo ya no sé qué pensar. En la página 155 leemos: “¿No le sienta mal el puesto? ¡He!” (carta a Köselitz, 27 de marzo de 1886). A mí esto me dejó temblando. Así que fui al Klassik Stiftung Weimar, Nietzsche-Briefwechsel, y encontré lo siguiente:
En el margen (he girado la imagen para que se pueda leer mejor), donde Vermal traduce “¡He!”, Nietzsche escribe “hein?”. –
¿Qué hago ahora? Supongo que no me queda más remedio que esperar a que editores y autores piensen más en los lectores que en sí mismos. Quizás hubo un tiempo en el que ser tuerto te hacía ser rey en España, y creo que estaremos de acuerdo en que son buenas noticias, para todos, el que poco a poco se vayan eliminando camarillas y cotos cerrados. Espero, pues, a la segunda edición de este libro.
Este quinto volumen de la correspondencia de Nietzsche abarca desde enero de 1885 hasta octubre de 1887. En las cartas y postales, el filósofo desvela sus ocupaciones y preocupaciones: su mal estado de salud física y anímica; su peregrinaje en busca del medio que le permita vivir, pensar y escribir sin demasiado sufrimiento; su cada vez mayor soledad; su trabajo en la escritura de prólogos para obras del pasado (El nacimiento de la tragedia, Humano, demasiado humano, La Gaya Ciencia) , y en la redacción de nuevos libros: la cuarta parte de Así habló Zaratustra, Más allá del bien y del mal, La genealogía de la moral, el quinto libro de La Gaya Ciencia, así como en su pretensión de que se publique, e interprete, su obra musical Himno a la vida; sus malas experiencias con los editores; sus reflexiones sobre lo que significa no ser comprendido en el presente, junto con sus vaticinios sobre la repercusión de su obra en el futuro.
Apenas se puede hablar de una época en la vida de Nietzsche que sea más importante que otra. En estos años, por ejemplo, Nietzsche considera que ha terminado su trabajo de preparación, trabajo que incluiría Así habló Zaratustra, y que ahora le espera la verdadera y gran tarea de crear un sistema filosófico bajo el título de La voluntad de poder. La escritura de los prólogos para algunas de las obras pasadas es de un interés mayúsculo, tanto para el conocimiento de la obra de Nietzsche como para la reflexión sobre la evolución de una obra que avanza durante años y que siempre es susceptible de ser revisada no tanto para introducir cambios, como para ser interpretada dentro del todo de la obra misma.
[Archivo-Nietzsche, Weimar]
Si en nadie se pueden disociar vida y obra de manera tajante, parece que en Nietzsche esto sería un disparate. Así, Nietzsche piensa profundamente en la necesidad no ya de lectores, sino de discípulos, y podemos decir que él mismo es su único lector y que por eso los únicos comentarios serios a su obra son sus prólogos, que lo demás es silencio o ruido. Y de ahí, también, su constante preocupación por ser no ya incomprendido, sino malinterpretado. Por otra parte, sigue pasmando la fe que este hombre tenía en sí mismo y en su obra, y más aún estremece contemplar, en el presente de las cartas, aquella vida de radical soledad y extenuante enfermedad que haría que se rindiese el más estoico de los hombres. Y si Nietzsche no sucumbió tuvo que ser, sin duda, gracias a su fe en que él no era un hombre, sino un destino.
Enlaces en este blog a las reseñas de los cuatro volúmenes anteriores de la correspondencia de Nietzsche:
Ojalá fuesen estos errores los únicos que se pueden encontrar en los volúmenes de la traducción al español de la correspondencia de Nietzsche. Y ya no hablemos de otras traducciones del filósofo alemán que tienen bastante fama. Lo único positivo de este no saber hacer por parte de los supuestos expertos en Nietzsche es que constituye un magnífico incentivo para aprender alemán e ir directamente a los originales.
ResponderEliminarEstimado amigo: Sí, me temo lo peor, es decir, que los errores afecten no sólo al estilo -como si esto fuese poco teniendo en cuenta que hablamos de Nietzsche- sino también al contenido, al significado. Hace años decidí leer a Nietzsche en traducciones inglesas, pero lo cierto es que todo lo que no sea ir a las fuentes lo deja a uno expuesto a errores y horrores. Desde hace más de veinte años me vengo encontrando a los mismos expertos en Nietzsche, y aquí los vuelvo a tener, todos juntos, en la lectura de los Fragmentos Póstumos. Por una parte, uno no puede dejar de estar agradecido, pero no se puede estar eterna e incondicionalmente agradecido. Si las traducciones dejan que desear, lo de la exégesis es para desalentarse. Me quedo de piedra cuando en la Introducción General a los escritos póstumos leo, en la sección "Un nuevo contexto hermenéutico", lo que escribe Sánchez Meca sobre una especie de convivencia de puntos de vista o, si se me permite la malicia, "filosofía de Lavapiés". Y todavía recuerdo un librito titulado "La voluntad de poder como amor"... En fin, paciencia. O no.
ResponderEliminarPues mejor no examinar a fondo los volúmenes de los Fragmentos póstumos ni el primer volumen de las Obras completas, donde realmente se cubren de gloria. Sin embargo, hay que agradecer el que esta gente se dedique a la filosofía y no a la medicina, la arquitectura o la política.
ResponderEliminarEstimado amigo: Son malas noticias, porque, en efecto, no sólo tengo pensado vérmelas con los Fragmentos Póstumos, sino también con los escritos de juventud de Tecnos... Pero gracias por la advertencia, me ayudará a tensar el ánimo. - Y, sinceramente, yo casi preferiría que algunos en lugar de al saber se dedicasen a la política, porque al fin y al cabo supondría seguir la tradición, y todo lo que no es tradición etc.
ResponderEliminarSeria interesante conocer al autor de la crítica. Esconderse bajo siglas oscuras no es propio de un crítico serio. La discusión se hace entre personas visibles no entre fantasmas. Además, hay que tener respeto por un grupo de profesores que sacrificaron su tiempo para poner a disposición de los estudiosos la obra de Nietzsche.
ResponderEliminarSe nota que en España la gente es muy borrega y sectaria. A cualquier persona con un mínimo de inteligencia no le interesaría en absoluto saber quién hace la crítica, sino si hay fundamentos para realizarla. Como suele decirse, la verdad es la verdad dígala Agamenón o su porquero. Y no veo qué tiene que ver el respeto hacia la persona con la crítica a un trabajo determinado, a no ser que aquí intervenga el fervor propio del fanático inquisidor.
ResponderEliminarEstimado amigo: Hombre, yo intentando pedir disculpas por mi tono afilado y viene usted con lo de "borrego" y "sectario"... Pero entiendo qué quiere decir. Y le aseguro que yo "fervor" tengo poco, para estos asuntos y para todos en general, y "fanatismo" todavía tengo menos, y que lo de "inquisidor" no lo probaría ni aunque fuese un puesto de funcionario. En este blog se pueden leer elogiosos comentarios así como algún intercambio de opiniones en el que por ambas partes, una vez que se ha entendido que se camina sobre el mismo suelo y se va en la misma dirección, creo que se ha obtenido un enriquecimiento muy de agradecer.
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